Ecologia
Nicho ecológico y cadenas tróficas.
El concepto de nicho ecológico siempre ha sido
controversial, ha evolucionado con el tiempo y, frecuentemente, es confundido
con otros conceptos, como el de hábitat y el biotopo.
Además, estudiar los nichos ecológicos no es fácil, actualmente se utiliza la
tecnología para realizar modelos complejos que incluyen las variables
involucradas.
La palabra nicho se define
exactamente como un agujero en el que un objeto se coloca ajustadamente. En
1917 se comenzó a usar este término en el campo de la ecología gracias al
ornitólogo Joseph Grinnell, quien en la definición que planteó aún no tenía bien
delimitados los conceptos de hábitat y nicho, por lo que dejó de ser válida.
Diez años después, Charles Elton definió nicho como “la profesión o la función
de una especie en la comunidad”.
Esta definición fue modificándose en
el transcurso de treinta años aproximadamente hasta llegar al significado
actual de nicho ecológico, en el que además de la función de las especies u
organismos, considera cualquier tipo de variables y condiciones, ya sean
bióticas o abióticas, que tienen efecto sobre el funcionamiento de dicho
organismo.
Diferencias nicho
ecológico y hábitat.
Ahora bien, existen claras diferencias entre el nicho ecológico y el hábitat, puesto que este último es el
lugar físico en el que un organismo puede vivir porque sus condiciones
favorecen su crecimiento, desarrollo y reproducción.
El hábitat puede ser
ocupado por varias especies simultáneamente y puede llegar a ser muy amplio o
muy reducido. Esto implica que en un determinado hábitat pueden existir
variados nichos ecológicos, por lo que sus definiciones no se deben confundir.
Por ejemplo, en un bosque (hábitat) pueden cohabitar una especie de escarabajo y
una especie de ave; ambos viven en el mismo hábitat pero poseen nichos
totalmente distintos debido a su fuente de alimento y lugar del bosque en el
que se asientan, principalmente.
Los nichos se delimitan de acuerdo al
número y tipo de variables que afecten al organismo. Un nicho ecológico puede
estar formado, entre otras cosas, por las variables: temperatura, alimento y
humedad; es decir, un animal puede vivir y reproducirse en un determinado rango
de temperaturas, tiene definidos requerimientos de humedad y se alimenta sólo
de ciertos animales que sean más pequeños que él mismo. En ese caso se presenta
un nicho tridimensional que sólo es ocupado por este organismo o especie en
cuestión. Cabe resaltar que un nicho está formado, además, por muchas otras
variables tales como pH, salinidad, complejidad de la vegetación,
competidores, espacios geográficos.
Los organismos que poseen un rango de
tolerancia amplio, es decir, que pueden vivir bajo un extenso rango de
condiciones, ocupan nichos más grandes que los que tienen estrechos márgenes de
tolerancia. Mientras más pequeño sea el nicho ecológico de una especie más
especializada es ella. Esto demuestra que un organismo puede compartir algunos
o muchos de los aspectos de su nicho con otros organismos; es decir, sus nichos
se solapan pero, dado que el nicho de cada especie abarca tantas condiciones,
no existe una especie que comparta exactamente el mismo nicho con otras
especies.
Tipos de nicho
ecológico
Se conocen dos tipos de nicho
ecológico: nicho fundamental y nicho efectivo.
Nicho fundamental
El nicho fundamental es el rango
completo de condiciones en el que el organismo puede vivir y reproducirse. Sin
embargo, siempre existe alguna especie que comparte con otra especie algún
recurso limitado (nichos solapados) y esto lleva a la competencia
interespecífica, que restringe a una de las especies y la obliga a no ocupar
todo su nicho.
Nicho efectivo
El nicho efectivo es la parte del
nicho ecológico que la especie ocupa efectivamente en presencia de especies
competidoras. Esto no quiere decir que siempre que los nichos se solapen exista
competencia. La competencia la determina la disponibilidad del recurso
compartido. Por otra parte, si la competencia interespecífica se reduce, la
especie puede comenzar a explorar áreas de su nicho a las que antes no podía
acceder, entonces empieza a ampliar su nicho efectivo.
Los nichos ecológicos pueden variar
de acuerdo a la etapa de desarrollo de los organismos y eso se observa mucho en
los insectos que en el transcurso de su vida pueden presentar formas y comportamientos muy
distintos entre sí.
Ejemplos de nicho
ecológico
La mariposa monarca es herbívora en
su estado de oruga y se alimenta de la planta Asclepias curassavica.
En el estado adulto, sus hábitos alimenticios cambian, se convierte en
nectarívora. Esta mariposa ha
desarrollado adaptaciones que le permiten alimentarse de esta planta que
resulta muy tóxica para otras especies, esto es una particularidad del nicho
que ocupa la mariposa monarca, producto de la competencia por el recurso
alimento. A la vez, también es un ejemplo de variación de nicho en la misma
especie debido al cambio en su estadio vital.
La anaconda habita
en selvas tropicales de Sudamérica y su nicho ecológico corresponde a un
depredador omnívoro, se alimenta principalmente de capibaras y se establece en
suelos y áreas inundadas. Sus competidores principales por el alimento son
el caimán y el cocodrilo.
El Petirrojo europeo habita
principalmente en los bosques de píceas, parques o jardines en Europa, Asia y norte de África. Su nicho ecológico
es compartido en parte con la especie humana, pues coexiste en entornos humanos
gracias a su tipo de alimentación, que va desde invertebrados a frutas y
semillas, esta ave suele estar ras de suelo cazando los pequeños invertebrados
que allí se encuentran.
El concepto de cadena trófica se emplea para nombrar a la interrelación que
establecen los seres vivos que se alimentan unos de otros en un cierto orden.
La idea de cadena alude a que un organismo se come a otro y, a su vez, es
comido por un tercero.
Cadena
trófica
También
llamada cadena alimenticia, la cadena trófica revela los vínculos alimenticios
entre descomponedores, consumidores y productores. Se trata de una corriente de
energía que se inicia con la fotosíntesis: esa energía, mediante la nutrición,
luego es transferida de un organismo a otro.
Los
integrantes de la cadena trófica deben formar parte de un conjunto de
organismos denominado comunidad biológica, biótica, ecológica o, simplemente,
biocenosis. Se trata de las especies que comparten un mismo biotopo (un área
cuyas propiedades ambientales dan lugar a la vida de una determinada flora y
fauna).
La
comunidad biológica se divide en tres conjuntos bien definidos: el de
vegetales, el de animales y el de microorganismos, que se conocen con los
nombres fitocenosis, zoocenosis y microbiocenosis, respectivamente. Si nos
basamos en una definición de ecosistema provista por el botánico Arthur Tansley
en el año 1935, podemos decir que lo conforman tanto una biocenosis como su
correspondiente biotopo.
Puede
decirse, por lo tanto, que la cadena trófica comienza con las plantas
fotosintéticas que crean materia orgánica a partir de inorgánica utilizando la
energía de los rayos de sol. Estos seres vivos actúan como productores. La
cadena continúa con los consumidores: organismos que se alimentan de la materia
orgánica que procede de otras especies. Finalmente tenemos a los
descomponedores, que se alimentan de los residuos y restos.
Tomemos
el caso de un roedor que se alimenta de plantas. De esta manera obtiene la
energía que necesita para subsistir. Este roedor puede convertirse, a su vez,
en el alimento de un zorro. Luego el zorro, al morir, es comido por un ave
carroñera. Como se puede advertir, todos estos animales (roedor, zorro y ave
carroñera) son eslabones de la cadena trófica y cada uno constituye un nivel
trófico diferente.
Es
importante señalar que a lo largo del paso por la cadena trófica se genera una
gran pérdida de energía, a medida que ésta se transfiere de un eslabón al
siguiente. En otras palabras, un consumidor de nivel alto recibe una cantidad
de energía bastante menor que uno bajo. En este contexto hablamos de consumidor
primario, secundario, etcétera. A causa de dicho fenómeno, se cree que no es
posible extender una cadena trófica más allá de los consumidores cuaternarios;
de hecho, en general tan sólo llega al nivel terciario.
Si,
por algún motivo, desaparece uno de los eslabones de la cadena trófica, puede
generarse un desequilibrio fatal para toda la comunidad biológica. Retomando el
ejemplo anterior, si el ser humano deforesta la región y el roedor ya no tiene plantas
para comer, puede extinguirse. Así el zorro se queda sin alimento, afectando
también al ave carroñera.
El
ser humano no sólo interfiere de manera negativa a través del modo en el que se
relaciona con las plantas y el suelo, sino que su rol dentro de la cadena
trófica se ha distorsionado a tal punto que no parece formar parte de este
planeta.
A
diferencia de todas las demás especies de la Tierra, la nuestra no usa sus
propias herramientas para conseguir su alimento: no arranca las hojas de los
árboles con su propia boca ni desgarra a sus presas con sus propias manos, sino
que se apoya en un sistema abusivo de cría y matanza de animales, así como en
plantaciones masivas y artificiales que empaquetan la comida y la distribuyen
en tiendas comerciales. Esto, que nos hace sentirnos superiores a los demás,
debería darnos vergüenza por haber perdido nuestra identidad.
Observa detenidamente como ocurre el proceso de las cadenas tróficas en el siguiente video:
Actividades:
se te da una sopa de letra encuentra las palabras según el tema nicho ecológico y cadenas tróficas.
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